Los cambios se fueron dando poco a poco a medida que la práctica avanzaba. Junto con una mayor conciencia corporal se sintió un mayor acercamiento a uno mismo. Una mayor calma para escuchar a mi cuerpo, reconocer las emociones y no permitir que estas me arrastren. He experimentado un mayor equilibrio, además dejar de estar tanto tiempo hacia afuera para poder estar más en mi, en mi autodescubrimiento.