Aprendí a ordenar mis pensamientos a través de la meditación, pensaba tanto, que anulaba mis emociones y que finalmente somatizaba en mi mente, cuerpo y espíritu; liberé muchas emociones sobre todo el llanto, aprendí a soltar a no apegarme a emociones negativas y a mis frustraciones. Hubo un cambio a nivel mental y con esto mejoras en el ámbito espiritual y físico. Además en cuanto a mi entorno en general también se vio reflejado.