Emanuella Galuppo Aguado

…llegó marzo, y con eso se daban inicio las clases. Existía esa felicidad ansiosa de comenzar con algo nuevo, el lugar, la academia, es un lugar hermoso, tanto física como energéticamente, la maestra, es mi prima, que la vida se encargó de ponerla nuevamente en mi camino, para poder aprender de ella. Tuvimos nuestra primera clase, nos conocimos en minutos, creo que eso bastó para generar un lazo poderoso. Fue una ceremonia de inicio llena de belleza y sueños de cada una de las que estábamos ahí. Cada una con una motivación diferente, pero en común, teníamos la necesidad de aprender a seguir un camino de transformación sin retorno y poder, desde este puesto, enseñárselo al resto. Hacer el profesorado en pandemia, fue un desafío hermoso que nos puso a prueba y creo que la pasamos, llenas de risa, llenas de felicidad, llenas de conocimiento. Más allá de los cambios físicos, que por supuesto existen, gracias a la práctica diaria y constante que me permite sentirme viva, los cambios energéticos y emocionales de superación personal y colectiva que tuvo este curso en particular, son los que me quedan. Nunca dejaré de agradecer la oportunidad que me di de hacer este profesorado, nunca dejaré de agradecer a cada una de las profesoras que tuvimos, que junto con nosotras, tuvieron que adaptarse a un formato nuevo, nunca dejaré de agradecer a la vida de tener la posibilidad hermosa de reencontrarme con mi familia, y que ella fuera mi maestra. Hoy, desde mi maternidad también quiero agradecer a todas mis compañeras que estuvieron ahí durante todo el proceso, es más fácil cuando van contigo de la mano. Termino estas palabras con una emoción y felicidad inmensa de poder terminar la primera parte de este camino que recién comienza…..Gracias infinitas

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