Mi amor por el columpio, fue, como se dice, a primera vista, desde la primera clase que tomé como alumna, no nos separamos más. Tenemos de esas relaciones sanas, donde cada un@, saca lo mejor de si mism@. Como en toda relación, tenemos nuestros momentos de conflicto, miedos, pausas en que no nos vemos, pero de alguna forma, siempre volvemos a encontrarnos para poder continuar juntos este camino, donde hay más aire que tierra, donde hay goce, pero también desafío y mucho trabajo, trabajo que disfrutamos, porque hay que decirlo, ojalá todos pudieran disfrutar de su trabajo, como lo hago yo. Debo ser honesta, cuando me inscribí a este curso, lo hice por puro placer, placer de aprender a volar y poder vivir un poquito más en las nubes, también como un desafío físico que se complementa con la mente y el espíritu. Es tanta la felicidad que genera estar sobre el columpio, es tanto lo que nos ayuda y contiene, que hay que lograr llegar a más personas para que puedan vivir esta experiencia, que superen sus miedos y simplemente se entreguen. Los cambios a nivel físico, son los primeros que noté, mucha más fuerza, flexibilidad y he mejorado bastante el equilibrio, pero debo decir, que uno de los mayores cambios ha sido el aumento de mi autoestima, los pequeños o grandes logros físicos entregan una sensación de alegría permanente, siempre hay motivos para sonreír durante la práctica, ya sea por que lo hiciste bien o porque no te salió y caíste, esa energía lúdica que tiene el columpio, rompe toda estructura, y simplemente la pasamos bien, eso no quiere decir que no existan momentos de frustración, creo que es parte de la vida tenerlos, pero siempre lo he dicho, las penitas del Yoga, se pasan con más Yoga. Estoy profundamente agradecida de mi misma por regalarme este profesorado y vivir la experiencia de aprender de personas tan increíbles como las profesoras de la Academia, es un lujo tener a mujeres tan sabias y humildes al mismo tiempo, esa vocación, logra crear futuras generaciones de Instructores de primer nivel, de l@s cuales me siento orgullosa de pertenecer. Gratitud infinita